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Reloj Despertador Digital Abit-601 |
…Perdón por la pausa, pero me dio curiosidad
por comprobar mi dicho: el teclado y el mouse –equipo original, con etiquetas,
hologramas y el nombre de la marca gringa grabado por todos lados- traen por la
parte de atrás una etiqueta que, entre otras cosas, dice “made in China”; la
memoria USB que tengo tiene grabada la misma leyenda y lo mismo dice la caja de
un juego de mesa que apenas compré dos semanas atrás en un supermercado. Vamos,
no sólo copias y piratería, hasta los productos originales están hechos en
China ¿por qué los chinos habían de ser la excepción?
No puedo dejar de recordar el comentario de
un economista que estaba dando su opinión sobre un foro que pretendía abordar
el desafío que China representa a las plantas productivas de muchos países: “De
bienvenida nos dieron a todos un bonito portafolios de piel, revisé la etiqueta
y decía ´made in China´…”
Implicaciones aparte –dejemos esas para los
que saben de eso- el punto es que son tantas las cosas hechas en China que no
es difícil creer que todo está fabricado allá. Pensando en ello me los imagino
fabricando exactamente lo mismo sin importar la marca para la que maquilen. ¡Vamos!
eso sí que sería producción en serie y no pedazos: que están fabricando pantallas
planas, bueno, pues todo lo que llevan por dentro imagino que es exactamente lo
mismo y sólo cuando las pantallas llegan al final de la línea les ponen la
etiqueta de la marca fulana o mengana junto con su instructivo en
español, portugués o alemán –según su mercado final- o, mejor aún, esos nuevos
instructivos multilenguaje que vienen como en 20 idiomas, versión moderna de la
piedra Roseta que nos ilustran sobre cómo se escribe “cambie las pilas” en
lenguas que –nada personal- ni en el mundo hacíamos.
Lo más probable es que cada fábrica se
especialice en cada uno de los componentes –iguales a todas las pantallas, por
seguir con ellas- y la del final arme las piezas, como si de un rompecabezas se
tratara, en las carcasas que la marca fulana
tiene en exclusiva para las pantallas que llevan su nombre; así alguna se especializa
en construir el chip P24EA, otra en fabricar la resistencia de 3 ohm y una más
en armar el circuito PCBx21.98G, por decir. Y el resto de nosotros los
mortales, al comparar la marca fulana
contra la zutana juramos que son
completamente distintas cuando por dentro son la misma gata pero revolcada.
Al menos a esa conclusión llegué después de
toda una vida de cambiar a cada rato de reloj despertador. He tenido de todo
tipo: grandes, pequeños –creo que hasta uno de Mickey Mouse-, digitales, de
manecillas, con radio incluido, fosforescentes, transparentes –de esos a los
que se les ven todas las entrañas-, de pilas, de los que enchufas al
tomacorriente –los peores cuando se va la luz-; algunos con botones, otros con
perillas, interruptores, sensores y yo que sé cuántas mugres más. Si aún
tuviera todos esos despertadores y los ordenara en una fila, cualquiera que los
viera estaría dispuesto a jurar que son completamente
distintos, pero se equivocaría. En primera por el hecho de que la mayoría tenía
grabado un –adivine usted…- “made in China”; y segunda porque todos, todos sin
excepción, tenían al mismo proveedor de la alarma: un maldito chip cuya función
es hacer “TIRITITI-TIRITITI-TIRITITI”.
Y yo me pregunto, siendo tan fácil armar un
circuito para que haga casi cualquier cosa ¿por qué los de los despertadores
los programan todos con ese maldito tirititi?
¡Por la tía Lola! que mentarme la madre es menos agresivo que despertarme con
ese ruido. ¿O es que la mayoría tiene el sueño tan pesado que necesita un reloj
despertador que suene como si los cuatro jinetes del apocalipsis se hubieran
vuelto locos? Quizá el primer diseñador se tomo muy literal eso de “alarma” para reloj despertador y desde
entonces a nadie se la ha ocurrido cambiarla; lo más seguro es que fabricar un
circuito que sólo haga tirititi es lo
más barato de producir y por eso todos los relojes suenan igual. Es tan
violenta esa alarma que aprendí a despertarme justo antes de que empezara a
sonar, cuando el reloj hace un pequeño “click” previo a su apocalíptica
trompetilla. Pobre de mí el día que mi brazo no era más veloz que el rayo.
¿Por qué a nadie se la ha ocurrido fabricar
un reloj despertador MP3? Así cada quien lo puede personalizar como hacen todos
con el timbre de su celular. Supongo que la mayoría se quedaría con el mentado tirititi –cuestión de gustos- y los
realmente masoquistas buscarían algo más fuerte, aunque para ellos ya existen
esos relojes despertadores que saltan en pedazos del buró y no se callan sino
hasta que puedes armar de nuevo todas las piezas en que estalló.
Por eso desde que tuve mi primer celular me
deshice de mi último despertador y desde entonces amanecer es una delicia al
ritmo de la canción en turno; aunque me han dicho que mis alarmas más bien
parecen canciones para arrullar que para despertar. Cuestión de gustos…
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*Este relato se publicó originalmente en www.imaginario.mx
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