marzo 29, 2011

HTIVHJAXIMVONTI ©

Hace ya muchos años -más de diez- me hice de un cuaderno y comencé a escribir en él mis pensamientos y muy particulares ideas. Jamás he querido llamarlo "diario", en primer lugar porque, según yo, en un diario vas plasmando el día a día -valga la redundancia- de todo lo que te sucede o por lo menos, para los más selectivos, de todo aquello de lo que quieres dejar alguna constancia. Todos los días suceden cosas interesantes: hoy por ejemplo, sin ir más lejos, por la mañana desayuné cereal en casa de unos amigos mientras su pequeña hija se preparaba para ir a la escuela, luego todos salimos corriendo; media hora más tarde, ya en casa, mi querida perra devoró unas ricas enchiladas verdes que se quedaron fuera del refrigerador y la verdad no olían tan bien como el día anterior, pero la perra dejó su plato rechinando de limpio; llegué temprano a la oficina, así que tuve que hacer tiempo en lo que llegaba la encargada de abrir y, azares del destino, topé con un viejo amigo; a la hora de la comida, se me ocurrió ir a un restaurante que tenía tiempo de no visitar, ¡qué grata sorpresa me llevé estando ahí!  ¿Qué dónde está lo interesante? Bueno, pues en las historias que hay detrás: ¿qué hacía a las 6 de la mañana desayunando cereal en una casa ajena? ¿Por qué había unas enchiladas fuera del refrigerador en la mía? ¿Cómo llegaron las enchiladas a la casa y no al refrigerador? ¿Por qué la perra devoró las enchiladas? ¿Dónde trabajo que me encontré a un viejo amigo que nada que ver con el rumbo y la hora? y ¿cuál fue la sorpresa a la hora de la comida? Bueno, pues supongo que las historias detrás son el tipo de cosas que apuntas en un diario.

La segunda razón por la que jamás lo he llamado diario es por la frecuencia con la que escribo; en todo caso sería mejor llamarlo... ¿anuario? Casos hay en que literalmente han pasado más de 365 días entre una anotación y otra. En todo caso, mientras esto escribo se me ha ocurrido pensar que un diario es como la sección de noticias de un periódico, quizá en forma novelada pero finalmente escribes notas, crónicas y relatos de tu diario vivir.  Siguiendo la idea, mi pequeño cuaderno -físicamente empecé a escribir en el segundo apenas 2 años atrás- viene a ser algo así como la sección de Editorial y Opiniones: sesudas reflexiones sobre la inmortalidad del cangrejo; pláticas a propósito de las vacas pardas; cátedras completas sobre la mejor forma de comer espaguetti, 1,458 maneras de saber las intenciones de una persona por la forma en qué le sudan las manos; apologías a la vida, a la locura, a la ingesta de carne encebollada, al amor, a la torpeza; revelaciones de verdades absolutas; relatos pormenorizados sobre el famoso hilo negro y, sobre todo, escritos llenos de referencias oscuras, mensajes crípticos, bromas y/o chistes locales -a veces demasiado locales- sólo comprensibles para los iniciados, el "iniciado" debería decir...

A veces buscó algo que recuerdo haber escrito, otras sólo hojeo para ver qué encuentro, lo cual hago con la misma frecuencia con la que escribo. A veces, después de leerme me quedo sin palabras. En ocasiones me cuesta trabajo reconocerme en mis escritos, no por la letra, no, eso es fácil, sino por lo que escribí. A veces me pregunto qué clase de idiota escribe en mi cuaderno y cómo es que tuvo acceso a él. Otras me pregunto en donde se esconde el sabio al que quisiera besarle los pies. En la primera anotación en ese cuaderno se lee que uno de mis objetivos es llegar a conocerme a través de mis palabras; en aquella primer hoja en blanco, hace tantos años ya, decidí ser franco conmigo mismo. Sin embargo, sabiendo que en algún momento de la vida alguien más leerá esos cuadernos (al ritmo que escribo tal vez consiga llenar unos 6 ó 7 en toda mi vida, eso si por alguna razón no pierdo el interés en seguir haciéndolo pues tampoco es manda) hubo un tiempo en que me dio por ser críptico, a veces tanto que ni yo puedo descifrar ya lo que significan algunas de esas anotaciones. He  plasmado todo tipo de eventos, pero los que más me sorprenden son aquellos en los que me doy a robado o en los que comparo "x" situación con el fin del mundo o en los que estoy tan encaboronado que con toda alevosía omito las "o" que aquí uso tan generoso para dejar clarísimo que en aquél momento realmente estaba súper encaboronadísimo. Y mucho me sorprenden porque no puedo recordar el por qué de tanto enojo; fiel a mi auto censura, describo los eventos con referencias tan rebuscadas que mas bien describo los sentimientos que me despertó una situación y no la situación misma. A lo que voy, supongo que confiaba (al igual que muchas personas recuerdan los agravios a lo largo de una vida entera) en recordar la causa de mis enojos y desvelos, pero me sorprende no recordarlos y mucho mejor, ¡ni siquiera extrañarlos!

Lo que más me intriga del crítico escribano que llevo dentro (¿cuántas veces he usado la palabra "críptico?, cualquiera diría que me gusta la palabrita) son algunas anotaciones que mucho se parecen al título de esta entrada. Recuerdo haber ideado un sistema de escritura cifrada que en su momento me pareció genial: según su posición, una misma letra puede representar una u otra letra, pero jamás la misma y nunca a sí misma. Recuerdo haber escrito un papel con la clave, muy simple por cierto. Recuerdo haberme maravillado de mi ingenio y recuerdo haber roto el papelito para que nadie, sino yo, pudiera descifrar mis cortos renglones al estilo "SXTMUOXXQZEDCYFKBOPY".

Hay pocas anotaciones de ese tipo en mi cuaderno; tendrá unos seis meses que las redescubrí. Desde entonces, de tarde en tarde, he tratado de descifrar su significado pero hasta hoy he fracasado. ¿Qué significaran esas sucesiones de letras sin aparente orden? ¿Qué clase de ideas estarán escondidas detrás?
y, sobre todo, si la clave es sencilla ¿por qué no la recuerdo?

¿Algún día podré descifrar mis propios mensajes?
Conociéndome seguramente serán puras baciladas...

4 comentarios:

Kiki dijo...

Lo magnífico es que, al dejar tu enojo en el papel, lograste sacarlo de tu alma :D

En cuanto al mensaje cifrado, jajajajaja, ¡ánimo!.

Un abrazo.

Gil dijo...

Eso es lo bonito. Digamos que el olvido fue un beneficio colateral, que no por inesperado deja de ser bien recibido.

De mis mensajes cifrados, supongo que buscaré a los aliados para que descifren mi "enigma" (dale con mis referencias oscuras, jaja)

Anónimo dijo...

Lo que complica todo es la XXXXX....JAJAJA!
sINO ALGO SE PODRIA DESCEIFRAR,PERO PALABRAS CON X...Y TANTAS...NO.
eS BUENO ESCRIBIR AÑO A AÑO, PORQUE VES SI HAY ALGUNA EVOLUCION EN EL MEJOR DE LOS CASOS, O INVOLUCION...TANTAS VECES!
BESOS!

Gil dijo...

Jajajajja
Me recordaste a Chabelo (un personaje infantil con su programa dominical de concursos) y su famosísima frase:

¡UNA ESPANTOSA X!

Al dejar las cosas por escrito te das cuenta de muchas cosas. Por ejemplo, que muchas intuiciones resultan ser ciertas. Si tan sólo uno mismo se hiciera caso... pero ¿cómo negar que a veces es muy entretenido probar de cualquier modo?

Mosquito ©

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